Modelo de organización territorial

El modelo de organización territorial de los últimos años en Granada, se ha basado en crecimientos más ligados a los intereses de los promotores inmobiliarios y de las grandes constructoras que a los intereses de la población general. La existencia de más de 20.000 viviendas vacías y el decrecimiento poblacional en los últimos años, así lo confirman, pese al aumento de suelo urbanizable y de construcción de viviendas de diferentes tipologías.

Por otro lado, las diferentes administraciones públicas no solo no han puesto en duda dicho modelo de desarrollo, sino que lo han alimentado en diferentes sentidos (construcción de la segunda circunvalación, llegada del tren de alta velocidad, VAU´s, etc.). Junto a este frenesí desarrollista, las administraciones públicas han apostado igualmente por un modelo económico, basado en el sector turístico y que, tras la resaca desarrollista de los últimos años, se ha convertido en el único sector económico significativo. Este modelo, con un peso cada vez mayor en la economía local, supone el afianzamiento del monocultivo turístico y sus conocidos “daños colaterales”, tales como la precariedad laboral, el debilitamiento de la economía productiva, así como la dependencia a factores exógenos difícilmente controlables. Así mismo, no se puede obviar que la “ciudad de escaparate” propia de la turistificación no es equilibrada territorial ni socialmente hablando, acentuándose aún más los desequilibrios entre el centro urbano y las barriadas periféricas de la ciudad. 

En el ámbito estrictamente territorial, Granada, como ciudad, tiene unos límites administrativos circunscritos a su término municipal. Dicho ámbito territorial, sin embargo, se ve traspasado diariamente por parte de personas de distintos municipios aledaños o incluso más lejanos. Se trata de un fenómeno netamente metropolitano y característico de las sociedades industriales y post-industriales basadas en elevadas tasas de desplazamiento y de motorización. A pesar de que esa realidad, es reconocida en figuras de planeamiento (POTAUG) o en organismos públicos (Consorcio de Transportes), su capacidad es muy limitada y ahonda en el desarrollismo o, en el mejor de los casos, no pasa de ser una declaración de principios “bienintencionados” sin carácter vinculante. 

Por todo ello, desde “Llamamiento. De salida, en ruptura con el capitalismo” planteamos un nuevo modelo de organización territorial, alejado de las prácticas desarrollistas y oscurantistas vigentes y alentadas desde las diferentes administraciones públicas. Entendemos el territorio como el principal valor físico con que contamos, por ello, rechazamos su conversión en una mera mercancía o en un mero soporte de infraestructuras. Planteamos la recualificación y la puesta en valor de los suelos agrarios en desuso o infrautilizados, así como planteamos la reutilización y el reciclaje como los principios rectores de la política urbanística. Apostamos por ello en la planificación racional y la gestión democrática de los recursos con el objetivo de reequilibrar social y territorialmente la ciudad y reducir la huella ecológica vigente. Sin embargo, pensamos que Granada, como un núcleo urbano más de su área metropolitana, no puede encabezar sola este proceso, por lo que es ineludible que el resto de municipios metropolitanos se sumen a la iniciativa por un nuevo modelo de gestión territorial más eficiente y racional, creando para ello una entidad supramunicipal eminentemente democrática y con capacidad de decisión en donde prime el interés general por encima del particular.

CESAR GARCIA GARCIA-CONDE